Cada año, más de 2.000 niños colombianos afrontan algún modelo de violencia en un entorno que se considera seguro: los centros escolares. Expertos internacionales profundizaron en el impacto de la violencia en el bienestar emocional, social y académico de los menores.

En Colombia, más de 11.000 casos de acoso escolar, ciberacoso y agresión escolar fueron reportados entre 2020 y 2025, según el Sistema de Información Unificado de Convivencia Escolar. Esta cifra, alarmante por sí sola, refleja una realidad que afecta profundamente la salud mental de niños y adolescentes en el país.
Con este preocupante contexto, el pasado 11 de septiembre se celebró una nueva edición del Foro UNIR, organizado por la Universidad Internacional de La Rioja. El evento virtual reunió a expertos internacionales para debatir sobre la prevención del ciberacoso escolar y las adicciones digitales, dos problemáticas que requieren atención urgente en las aulas y los hogares.
Jaime Humberto Moreno, doctor en Psicología, profesor e investigador de la Universidad Católica de Colombia; Patricia Solís, directora de la Maestría en Atención Educativa y Prevención de Conductas Adictivas de UNIR; y Juan Andrés Escobar Vélez, director técnico de MOVA de la Secretaría de Educación de Medellín; fueron los ponentes invitados al encuentro. La periodista Ana Gugel fue le presentadora y moderadora del debate.
“El acoso escolar es una forma de violencia que puede derivar en autolesiones y suicidio. Es un problema de salud pública que no podemos seguir ignorando”, advirtió el Moreno.
Cinco claves del Foro UNIR
- La corresponsabilidad de las familias: El entorno familiar juega un papel decisivo en la prevención del acoso escolar. El investigador de Ucatolica destacó la importancia de las escuelas de padres como espacios de formación emocional. “Un niño no desarrollará empatía si no la ha vivido en casa. La familia debe ser el primer modelo de respeto y afecto”, señaló Moreno.
- El error más común ante el bullying: Muchos docentes y padres no creen a los niños cuando denuncian acoso. Esta falta de credibilidad perpetúa el sufrimiento. “El error más frecuente es no creerles. Si ya se comunican, han dado un paso gigante. Hay que escucharlos”, afirmó Escobar.
- Tecnología como aliada educativa: Las TIC pueden ser herramientas poderosas si se usan con criterio. Patricia Solís defendió los programas de ciudadanía digital como estrategia preventiva. “No basta con prohibir el uso del móvil. Hay que enseñar a usarlo con responsabilidad y empatía”, explicó.
- Transformar al acosador en líder positivo: La intervención temprana puede reconvertir a un agresor en referente positivo. “Si canalizamos sus habilidades hacia el liderazgo, podemos recuperar al adolescente para una convivencia saludable”, indicó Moreno.
- Formación docente continua: La capacitación permanente es clave para detectar señales de riesgo. “Los docentes tienen intuición, pero necesitan formación para convertirla en acción efectiva”, subrayó Escobar.
Una amenaza silenciosa
El acoso escolar y el ciberacoso fueron el eje central del foro. Moreno presentó estudios que evidencian cómo estas formas de violencia afectan especialmente a niños con diversidad funcional, quienes muchas veces no logran expresar lo que les ocurre.
En Colombia, según datos de Medicina Legal, los casos de conducta suicida se concentran en adolescentes entre los 15 y 17 años, aunque ya se han reportado casos en niños de apenas 5 años. La relación entre acoso escolar y autolesiones es directa y preocupante. “Muchos niños dicen ‘mamá, no quiero ir al colegio’, y se interpreta como pereza. Sin embargo, detrás puede haber una historia de violencia escolar”, explicó Moreno.
Escobar alertó sobre la invisibilidad de las víctimas: “Los niños más vulnerables suelen ser silenciosos, con la mirada baja. Y como siempre han sido así, nadie indaga qué les pasa”.
RRSS como aliadas educativas
Colombia es el tercer país de América Latina con mayor consumo de internet por ciudadano, lo que ha disparado los casos de ansiedad, aislamiento y conductas adictivas entre adolescentes. Los docentes, que muchas veces deben gestionar aulas con más de 40 estudiantes, enfrentan un desgaste físico y emocional.
La directora de la Maestría en Atención Educativa y Prevención de Conductas Adictivas propuso un enfoque integral que combine prevención, educación emocional y uso crítico de las TIC. “Las redes sociales no deben demonizarse. Hay que entender cómo las usan los adolescentes y convertirlas en aliadas educativas”, afirmó.
Jaime Moreno destacó el uso de aplicaciones como Calma, diseñada para ayudar a adolescentes con conductas autolesivas a regular sus emociones. También mencionó estudios que utilizan inteligencia artificial para enseñar a identificar situaciones de acoso.
Escobar insistió en que los docentes pueden detectar señales si se les forma adecuadamente: “Los profesores tienen un sexto sentido. Hay que potenciarlo con formación y acompañamiento”.
Sembrar futuro
El foro dejó claro que el ciberacoso y las adicciones digitales son fenómenos complejos que requieren una respuesta multidisciplinaria. La participación de docentes, familias, profesionales de la salud y estudiantes es fundamental para construir entornos escolares seguros.
UNIR ofrece titulaciones como la Maestría en Atención Educativa y Prevención de Conductas Adictivas o la Maestría en Psicopedagogía, ofrecen herramientas prácticas para que los docentes puedan afrontar estos desafíos en el aula. “Cuando enseñamos a los adolescentes a identificar y regular sus emociones, estamos construyendo un escudo protector”, cerró Solís.