Las terapias de tercera generación tienen como objetivo principal modificar la conducta de los pacientes desde una perspectiva global y contextual.
En la primera mitad de la década de 1990, emergieron en el campo de la psicología una serie de enfoques terapéuticos innovadores, denominados colectivamente como Terapias de Tercera Generación (TTG). Estas terapias representaron un cambio significativo respecto a las tradicionales de primera y segunda generación, que se centraban principalmente en técnicas conductistas y enfoques cognitivo-conductuales, respectivamente.
El fundamento teórico de las TTG se basa en un paradigma contextual que busca explicar el comportamiento humano a través de términos funcionales, interactivos y contextuales. Esta perspectiva teórica implica un cambio fundamental en la comprensión del malestar psicológico, pasando de considerarlo como un trastorno interno de la persona a entenderlo como una respuesta adaptativa a un entorno problemático.
Las terapias de tercera generación tienen como objetivo principal modificar la conducta de los pacientes desde una perspectiva global y contextual. Dos principios fundamentales que guían estas intervenciones son la aceptación y la activación. La aceptación busca que la persona reconozca y acepte sus síntomas y malestar psicológico como parte natural de la experiencia humana. Por otro lado, la activación tiene como propósito fomentar un cambio conductual orientado hacia la consecución de metas y situaciones más adaptativas.
Entre las terapias de tercera generación más prominentes y respaldadas por la evidencia científica se encuentran varias opciones terapéuticas que han ganado reconocimiento y popularidad en el ámbito de la psicología clínica en Colombia.
Terapia de aceptación y compromiso (ACT)
La terapia de aceptación y compromiso es una de las más importantes. El lenguaje juega un papel central,ya que se considera que es la explicación para el origen de la mayoría de problemas psicológicos. Las personas establecen una serie de reglas verbales que promueven la evitación experiencial y provocan una rigidez psicológica.
Esta terapia cuenta con dos conceptos centrales:
- La evitación experiencial, que suele provocar el mantenimiento de los trastornos.
- Los valores personales, que son la guía de actuación.
Este modelo de psicoterapia cuenta con el respaldo científico de varios metaanálisis y se vale de diferentes técnicas, como paradojas, metáforas, entrenamiento en habilidades sociales y ejercicios prácticos.
Terapia dialéctico-conductual (TDC)
Marsha M. Linehan fue la creadora de la terapia dialéctico-conductual, con el objetivo de abordar el trastorno límite de personalidad. Se trata de una terapia de tercera generación en la que cobra mucha importancia el entrenamiento en habilidades sociales, de relación y de conciencia. También tienen un papel relevante las técnicas de mindfulness y se ofrecen herramientas al paciente para que mejore sus relaciones interpersonales y gestione adecuadamente sus emociones.
La terapia dialéctico-conductual ha demostrado eficacia para tratar muchos problemas: ansiedad, depresión, trastorno bipolar, TDAH o abuso de sustancias. También resulta útil para abordar diversos problemas en niños.
Terapia metacognitiva (TMC)
La terapia metacognitiva parte de la concepción de que no es el contenido de los pensamientos lo que perpetúa los trastornos mentales, sino la presencia de lo que se denomina síndrome cognitivo atencional. Este síndrome provoca un proceso reiterativo de pensamiento, conducta y atención, que origina y mantiene los trastornos, y dificulta su abordaje terapéutico.
A través de las diferentes técnicas que se emplean, se busca que el paciente consiga un correcto control de sus procesos cognitivos. Se ha demostrado su eficacia en el trastorno de ansiedad generalizada, el trastorno obsesivo-compulsivo y la depresión.
Terapia de activación conductual (AC)
La terapia de activación conductual es una de las que han demostrado mayor eficacia en el tratamiento de la depresión. Su propuesta consiste en realizar una serie de actividades que provocan un contacto con refuerzos positivos. De esta manera, se inicia un cambio comportamental que genera una espiral de mejoría en los pensamientos, el estado de ánimo y la calidad de vida.
Se trata de una terapia de tercera generación que incluye los planteamientos conductistas propios de las terapias de primera generación.
Terapia analítico funcional (FAP)
La conducta está determinada por muchas variables. Este es el principio del que parte esta terapia de tercera generación. Debido a esta concepción teórica, su acción se focaliza en el análisis funcional de los patrones conductuales del paciente. El objetivo es ayudarle a identificar las conductas clínicamente relevantes, para que comprenda qué hay detrás de ellas y pueda buscar alternativas más adaptativas.
La terapia analítico funcional tiene un enfoque de psicoterapia que se basa en el conductismo radical. En ella, la relación terapéutica y la comunicación verbal tienen mucho peso. Resulta útil para la mejora de la autoestima, los trastornos relacionados con traumas o los trastornos de personalidad.
La aceptación, la activación y la comprensión del peso del contexto y el lenguaje en la generación y mantenimiento de los trastornos son algunos de los conceptos fundamentales de las terapias de tercera generación. La formación que ofrece la Maestría en Terapias de Tercera Generación proporciona a los profesionales las herramientas necesarias para comprender y aplicar este conjunto de opciones terapéuticas que han demostrado su eficacia en el tratamiento de diversos trastornos. La Maestría en Neuropsicología Clínica de UNIR en Colombia ofrece una formación práctica, completa, integral y avanzada en esta área, complementada por programas como la Intervención Psicológica en Niños y Adolescentes.
