En la última edición del Foro UNIR, expertas en neuropsicología y educación analizaron cómo la investigación científica puede transformar la práctica docente. Desde el impacto del estrés en el aprendizaje hasta el uso ético de la inteligencia artificial, el evento dejó claro que enseñar mejor es posible si se investiga con rigor.
En Colombia, más del 70% de los docentes de primaria y preescolar han incorporado “neuromitos” en su práctica educativa, según un estudio realizado en la región de Sabana Centro (González et al., 2021). Creencias como el uso del 10% del cerebro, los estilos de aprendizaje o la idea de que los hemisferios cerebrales determinan habilidades específicas siguen presentes en las aulas, a pesar de no contar con respaldo científico.
Esta realidad fue el punto de partida del último Foro UNIR, celebrado el 18 de junio, que reunió a expertas en neuropsicología y educación para debatir cómo la investigación científica puede transformar la enseñanza. Participaron María Isabel Gómez, doctora en Investigación Educativa; Mari Carmen Mañas, coordinadora académica del Máster en Neuropsicología y Educación; María José García San Pedro, directora del Máster en Métodos de Investigación Educativa; y Olaya Gutiérrez, alumni del posgrado en Neuropsicología y ganadora del Premio Nacional al Mejor TFM en España.
“La investigación educativa no es un lujo, es una responsabilidad profesional”, afirmó Gómez, quien subrayó que solo el conocimiento validado puede transformar la enseñanza. Durante su intervención, desmontó “neuromitos”, analizó el impacto del estrés y el sueño en el aprendizaje, y defendió el uso ético y estratégico de la IA.
El foro también sirvió para mostrar cómo la investigación puede nacer de la experiencia personal. Gutiérrez compartió su trabajo sobre la memoria en adolescentes con altas capacidades, un proyecto que surgió de su labor en una asociación educativa y que hoy es un referente en intervención neuroeducativa.
Cinco claves del Foro UNIR
- Investigar desde la práctica docente es posible y necesario: La investigación no debe quedar relegada a los laboratorios universitarios. “Si soy docente, estoy obligada a investigar desde mi aula”, defendió María Isabel Gómez. La clave está en identificar problemas reales, formular hipótesis y aplicar el método científico para mejorar la enseñanza.
- La inteligencia artificial, aliada del pensamiento crítico: Lejos de ser una amenaza, la IA puede ayudar a buscar literatura científica, generar mapas conceptuales o mejorar la redacción académica. “Nuestra inteligencia siempre será superior a la artificial. La IA debe ayudarnos, no sustituirnos”, explicó Mari Carmen Mañas.
- La neuropsicología educativa tiene múltiples salidas profesionales: No se trata solo de investigar. “Nuestros alumnos aplican lo aprendido como orientadores, psicopedagogos o docentes”, señaló Mañas. La clave está en traducir la evidencia científica en estrategias concretas para el aula.
- El pensamiento crítico es la mejor defensa contra los ‘neuromitos’: “No basta con leer artículos, hay que saber interpretarlos y cuestionarlos”, advirtió Olaya Gutiérrez. El máster le permitió desarrollar una mirada crítica y fundamentada, clave para diseñar intervenciones eficaces.
- La formación continua es la base de una educación transformadora: “La investigación educativa debe impactar en la práctica diaria, no quedarse en la teoría”, afirmó María José García San Pedro. Desde UNIR, se promueve una formación que une rigor metodológico y aplicación real.
De la teoría a la práctica
A lo largo del Foro UNIR, María Isabel Gómez abordó temas como el impacto del estrés crónico en la neuroplasticidad, la influencia del sueño en la memoria y el papel de la música en el desarrollo cognitivo. “La formación musical es un elemento vertebrador del aprendizaje”, afirmó.
También se debatió el uso de la realidad virtual en la intervención con estudiantes con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), con resultados prometedores en la mejora de la atención sostenida y el control inhibitorio. Estos estudios, desarrollados en el marco del Máster en Neuropsicología y Educación, demuestran que la tecnología puede ser una herramienta poderosa cuando se basa en evidencia.
Otro ejemplo destacado fue el análisis de la atención selectiva y la memoria de trabajo en población vulnerable. “Los resultados mostraron una correlación significativa entre estas funciones ejecutivas y el rendimiento académico en lengua y matemáticas”, explicó Gómez.
También se subrayó la importancia de la revisión bibliográfica especializada. Saber buscar en bases de datos como Scopus o Web of Science, utilizar tesauros y valorar el índice de impacto de las publicaciones son habilidades esenciales para cualquier profesional de la educación que quiera basar su práctica en la ciencia.
Comunidades de aprendizaje e investigación colaborativa
Durante el foro, María José García subrayó la necesidad de reducir la distancia entre la investigación académica y la práctica educativa. “La colaboración entre profesionales permite generar conocimiento útil y aplicable en contextos reales”, afirmó.
María Isabel Gómez reforzó esta idea al señalar que “investigar no es exclusivo del ámbito universitario; los docentes en ejercicio también deben hacerlo desde su contexto, porque ahí es donde surgen los verdaderos problemas educativos”. Para ella, la clave está en romper la barrera entre teoría y práctica y fomentar redes profesionales que permitan compartir hallazgos y experiencias.
Olaya Gutiérrez, desde su experiencia como alumna, explicó cómo el acompañamiento académico y el trabajo colaborativo fueron fundamentales para desarrollar su TFM. “Gracias al máster, entendí que lo que observaba en el aula podía convertirse en una línea de investigación”, comentó.
Mari Carmen Mañas cerró esta línea argumental con una reflexión clave: “La educación no puede seguir funcionando en compartimentos estancos. Compartir lo que hacemos, sin miedo a la crítica, es lo que nos permite avanzar como comunidad educativa”. Su intervención puso el foco en la necesidad de superar la competitividad y apostar por el trabajo en equipo como vía para mejorar la calidad educativa desde la evidencia.
Una mirada al futuro de la educación
Actualmente, el uso de la inteligencia artificial en educación está en auge. Según datos de Statista, más del 40% de los estudiantes de secundaria y universidad utilizan IA para estudiar. Esta tendencia plantea nuevos retos éticos y metodológicos que requieren una formación rigurosa y actualizada.
UNIR ofrece programas como el Máster en Neuropsicología y Educación y el Máster en Métodos de Investigación Educativa, diseñados para formar a profesionales capaces de aplicar la ciencia al aula y mejorar la calidad educativa desde la evidencia.
