La presidenta del Consejo Directivo Nacional del Colegio Colombiano de Psicólogos (Colpsic) recibió en España el Reconocimiento a la Excelencia en Bienestar Emocional y Psicología 2023 otorgado por UNIR.
Vélez asegura que la vida tras la pandemia ya no es la misma: “Se ha exacerbado la violencia intrafamiliar en cientos de hogares vulnerables”, sostiene. “Uno de cada dos menores colombianos de entre 12 y 17 años presenta al menos uno o dos síntomas de ansiedad en la era posCOVID, según demuestran las estadísticas oficiales. Es un cuadro evidentemente alarmante, pero puede enfrentarse con herramientas sólidas desde las familias, los colegios, sus entornos sociales y también desde el Estado. No todo está perdido, aunque tenemos por delante un enorme desafío: urge pugnar por su bienestar emocional”, subraya.
La dra. Gloria Amparo Vélez de Cleves, presidenta del Consejo Directivo Nacional del Colegio Colombiano de Psicólogos (Colpsic) habla de manera serena, pero su voz suena firme. Esta referente en el ámbito de la psicología acaba de recibir en España el Reconocimiento a la Excelencia en Bienestar Emocional y Psicología 2023 otorgado por la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR). Además de ella, también fueron premiados otros nueve destacados profesionales e instituciones españoles e internacionales que desempeñan un papel relevante en el ámbito del bienestar emocional.
Para hablar precisamente sobre este y otros temas, la hemos entrevistado durante su visita a esta universidad en Madrid:
Pregunta: Las cifras oficiales demuestran que la salud mental es un problema cada vez mayor entre los menores colombianos. Muchos son víctimas de ansiedad, depresión y otras afecciones mentales, en una tendencia al alza que se repite en países como Colombia y España. ¿Cuál es su visión y diagnóstico ante este panorama?
Respuesta: La pandemia ha exacerbado el cuadro que usted menciona en muchos hogares colombianos. Los menores han padecido esa situación, pero también Colombia presenta otros detonantes del problema. Una es la violencia, disparada por el tema del narcotráfico y la guerrilla durante años. Esto también ha generado que los menores padezcan problemas de salud mental y para regular sus procesos emocionales.
P: ¿Hace referencia a lo que ocurría o sigue sucediendo en miles de hogares colombianos? ¿Qué factores han disparado los casos de dolencias mentales en menores en esos entornos?
R: La violencia intrafamiliar es uno de los aspectos más importantes para tener en cuenta. Sigue sucediendo y se ha incrementado por diversos motivos. Entre otros, porque muchas parejas no funcionan, por la situación económica, las secuelas de la pandemia (la dinámica de todos los integrantes de las familias se vio seriamente alterada por el confinamiento), entre otras…
La violencia intrafamiliar, más visible en los hogares humildes
P: ¿Este cuadro de violencia intrafamiliar que menciona ha afectado más a personas de los estratos más humildes, en situación de vulnerabilidad, o es transversal a todas las capas sociales?
R: Es transferible a todas las capas sociales, aunque se torna más agudo en aquellos hogares con menos recursos económicos. Al menos es más visible y se conoce más en los estratos más bajos, donde los niveles educativos son menores. Allí entran también a tallar cuestiones como el estrés, la angustia por no poder llegar a final de mes o la tristeza por no encontrar trabajo. En ese segmento, en Colombia se observan muchas madres que son cabezas de familia. Eso hace que miles de mujeres estén estresadas o ansiosas, y que hasta puedan dedicarse menos a la crianza y educación de sus hijos. Incluso pueden observarse situaciones de maltrato a los menores y en el entorno familiar. Y también desatención. Cuando no hay acompañamientos emocionales de niños y adolescentes suelen aflorar los problemas mentales.
P: A finales del pasado año, el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) de Colombia publicó un estudio llamado ‘Salud Mental: un análisis de los efectos de la pandemia’, en el que asegura que el 52,2 por ciento de preadolescentes y adolescentes presentaban síntomas de ansiedad o indicios de depresión en la era posCOVID. ¿Qué lugar ocupa la estructura de la familia para llegar a esa situación?
R: Todo proviene de la familia, de la estructura familiar. Si hay modelos de agresión o intolerantes en las familias (ambas cuestiones han aumentado mucho durante la pandemia) esos patrones se trasladarán después a los menores. Y ellos repetirán esos mismos comportamientos cuando sean adultos. Ahí es donde el Estado debe poner el foco para determinar cómo se trabaja en este aspecto, desde esa base, que es la familia. Los padres, en una u otra dirección, son pilares insustituibles. En el mundo posCOVID las secuelas que quedaron en muchos resultan evidentes. El informe que usted cita pone de relieve un panorama complejo, pero hay un eslogan muy bonito del Instituto de Neurociencias de Colombia que dice: ‘Hoy es posible corregir el futuro’. Con una atención profesional y el debido acompañamiento terapéutico y de las familias, en muchos casos se podrá revertir la situación. Si no, cada día será peor.
Gloria Amparo Vélez, durante la entrega del reconocimiento en Madrid el 23 de febrero.
El bienestar emocional, objetivo prioritario
P: ¿Qué herramientas existen para modificar ese escenario?
R: Hay que insistir en el concepto de bienestar emocional como objetivo, no solo en España o Colombia, sino en la sociedad de cualquier país. Desde la parte biológica, nosotros poseemos un sistema límbico. Es un sistema primario que existe en nuestro cerebro y que regula la parte emocional de una persona. En este momento se necesita mucho ayudar a la gente a regular las emociones y cómo otorgar herramientas para manejar esas emociones. Al mismo tiempo, el bienestar emocional sirve para comprender el contexto donde están situadas las personas. Es clave aprender a regular las emociones, principalmente negativas en el ser humano, para que haya una mejor calidad de vida de todos.
P: ¿Todo fue negativo durante aquella ‘experiencia forzosa’ de convivencia 24/7 que debieron que afrontar los miembros de las familias en pandemia o algo se puede rescatar?
R: Durante la pandemia, los menores se quedaron sin poder interactuar con los pares. Esto afectó el proceso de desarrollo, y hasta se vieron implicados estancamientos psicomotrices, en el caso de los más pequeños. Pero también hubo aspectos positivos, claro, que a veces los medios no dan a conocer. Muchos padres, durante el confinamiento, tuvieron por ejemplo la posibilidad de acompañar más a sus hijos. Esto fortaleció lazos familiares en otros muchos hogares.
P: Los mentores también resultan claves para la detección temprana de problemas mentales en los menores. ¿Qué señales deben tener en cuenta?
R: Hay muchos… En los comienzos de un ciclo depresivo, el niño comienza por aislarse, por no comer, no hablar.… El rendimiento escolar también suele disminuir de manera notable, ya que suelen perder la motivación. Y si no hay motivación no hay atención tampoco. Y si no hay atención no hay aprendizaje. Es toda una cadena. Todo ello afecta su relación con sus pares y con su familia. Pero una de las claves pasa por mirarlos integralmente. No desde una sola arista. Un niño que padece problemas emocionales verá afectado todo su proceso de tránsito de la infancia a la adultez. En ese proceso se verán implicados el aprendizaje, la socialización. Tiene una problemática interna de salud mental.
P: ¿En Colombia se destinan los recursos públicos suficientes para prevenir y asistir a las personas que presentan patologías de salud mental?
R: Por desgracia, aún son insuficientes. En Colombia sucede algo similar a lo que pasa en España. El paciente con una afección mental debe pasar primero por un médico de familia o general. Posteriormente, éste le deriva a los psicólogos de la salud pública si lo considera oportuno. Pero -en el mejor de los casos- tendrá una sesión de apenas 20 minutos cada mes o cada dos meses, por la saturación del sistema y la escasez de profesionales, debido a la falta de recursos públicos destinados a estos fines. Es imposible que exista una adherencia al tratamiento en esa situación. No obstante, se está trabajando -a nivel de legislación- con un proyecto de Ley para que esas citas de salud mental sean más eficaces. Es decir, para que los pacientes dispongan de más tiempo para ser tratados y sean asistidos con mayor frecuencia.
P: ¿Qué significa para usted el reconocimiento que acaba de otorgarle UNIR en España, por su trabajo y contribución al bienestar emocional de las personas?
R: Estoy muy feliz y agradecida a la UNIR. Este reconocimiento me sirve como bálsamo y motivación para seguir trabajando por el gremio que represento. Soy fundadora del Colegio de Psicólogos de Colombia. Llevo años trabajando en psicología y el premio me produce enorme satisfacción. Es muy significativo también para mí que los premios reconozcan a profesionales tan destacados. Entre todos, intentamos contribuir al bienestar emocional de las personas.