La parentalidad en la Atención Temprana ha cobrado una mayor importancia en los últimos años porque, entre otros aspectos, la ciencia ha descubierto que los primeros años de vida tienen un efecto significativo en el desarrollo del niño.
Se ha demostrado que los niños expuestos a una mayor calidad en las interacciones con sus cuidadores principales tienen un mejor desarrollo en áreas como el lenguaje, el comportamiento y la cognición. Una de las metas en Atención Temprana es promover esa parentalidad positiva entre las familias y sus hijos. La parentalidad se centra en ayudar a los padres a comprender mejor los desarrollos y necesidades de sus hijos, lo que a su vez les permite responder adecuadamente a ellos.
Se busca capacitar a la familia en sus habilidades parentales, favoreciendo las existentes y promoviendo el desarrollo de nuevas. Conseguir que las familias generen confianza y competencia, posibilitar que aumenten las experiencias y las oportunidades positivas diarias en la crianza de sus hijos en beneficio de un aprendizaje y un desarrollo óptimos.
Acciones cotidianas, nuevos aprendizajes
Los profesionales de Atención Temprana (AT) son expertos en observar la calidad en las interacciones entre el niño y su familia. Las experiencias a las que un niño está expuesto en sus primeros 6 años de vida determinarán su posterior desarrollo. Por lo tanto, unas de las competencias de los profesionales de Atención Temprana es la capacidad de observar y valorar cuán de competente es el entorno que le rodea. La calidad del vínculo afectivo, la sensibilidad parental, la cantidad y la calidad del habla, y el grado de tolerancia hacía las acciones del niño determinará el buen desarrollo infantil.
Las familias reciben información y apoyo sobre los cambios físicos, emocionales y cognitivos que experimenta su hijo a medida que crece, lo que les ayudará a responder adecuadamente a sus necesidades. Esto les ayudará a comprender mejor los procesos de aprendizaje y desarrollo de la crianza de sus hijos, así como a descubrir cómo ayudarles a desarrollar habilidades sociales y emocionales. Padres y madres conseguirán estos cambios en los diferentes momentos del día, a través de acciones cotidianas que posibiliten un acercamiento físico, brindarles palabras de afecto y expresiones positivas y establecer entornos enriquecidos, donde se preste atención a sus demandas, se responda a sus señales y se muestre disponibilidad a sus intereses.
Las familias deben de conocer cómo apoyar las habilidades y comportamientos que poseen los niños, fomentar su propia iniciativa y su curiosidad, invitarles a que exploren y a que cada actividad resulte un reto motivador. Observar y aprovechar las oportunidades que nos brindan cada momento a través de acciones cotidianas y de las conversaciones compartidas aumentará las posibilidades de que los niños adquieran nuevos aprendizajes.
Un buen desarrollo implica un vínculo afectivo, sensibilidad o tolerancia
Debe brindarse a los niños la oportunidad de participar en actividades de manera activa. La lectura, la música o los juegos, por ejemplo, ayudan a los niños a desarrollar habilidades como la motricidad fina, la memoria, el lenguaje y la capacidad de seguir instrucciones. Conviene también establecer rutinas de sueño, comidas y límites adecuados para cada situación. Se debe tener en cuenta igualmente que los niños necesitan tiempo para explorar y jugar. Esto les ayuda a desarrollar habilidades sociales, emocionales y cognitivas. Las familias deben proporcionar a sus hijos ese entorno seguro en el que puedan explorar, aprender y divertirse.
Estas son algunas de las recomendaciones para ayudar a las familias a proporcionar las oportunidades necesarias para promover el desarrollo y el bienestar de sus hijos. Cuando se trata de niños con necesidades educativas especiales, las familias deben saber que su hijo es único y que sus necesidades cambian a medida que crece.
Los profesionales de AT están debidamente formados y pueden brindar consejos y apoyo a las familias para ayudarlas a comprender mejor cómo educar a sus hijos, así como para enseñarles a manejar los desafíos en la interacción con ellos. Esto puede incluir:
- La resolución de conflictos.
- La gestión de la frustración.
- El establecimiento de límites.
- El desarrollo de habilidades para la comunicación.
La Atención Temprana también puede proporcionar recursos para ayudar a las familias a conectar con otras familias y recursos comunitarios. Deben por lo tanto estar dispuestas a comprometerse con el desarrollo de sus hijos, tanto en el hogar como en el entorno educativo. Si está interesado en aprender más sobre AT y sobre la parentalidad, UNIR Colombia dispone de la Maestría Oficial en Atención Temprana y Desarrollo Infantil.
Es importante que las familias se mantengan informadas de los últimos avances en Atención Temprana, especialmente en parentalidad positiva, para que puedan proporcionar a sus hijos la mayor cantidad de oportunidades de aprendizaje posibles a través de experiencias diarias y de interacciones sanas con sus seres queridos. La AT permite a los profesionales identificar retos en el desarrollo que un niño pueda tener o llegar a tener, y proporcionar servicios adecuados para ayudarlo a desarrollarse adecuadamente a través de la capacitación de sus cuidadores principales. En conclusión, las familias desempeñan un papel primordial en AT. Comprometerse con el desarrollo de sus hijos desde el nacimiento es fundamental y determinará su ciclo vital.
*Manuel Pacheco Molero es docente en la Maestría de Atención Temprana y Desarrollo Infantil de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR). Premio Nacional de Fin de Carrera y Premio Extraordinario de Final de Estudios de Fisioterapia. Presidente de AEIPI – Asociación Española de Intervención en la Primera Infancia y miembro de EURLYAID e ISEI.