El desafío de las democracias occidentales está en combatir al crimen organizado, mejorar la seguridad ciudadana y recuperar la confianza en el sistema democrático. Estas son las principales conclusiones que el general Óscar Naranjo expuso en el Foro UNIR.
El mundo afronta un contexto de inflexión histórica, con múltiples variables que determinan caminos que plantean grandes desafíos para la humanidad. Los cambios en las hegemonías y los liderazgos, la guerra y las confrontaciones políticas en Europa, los inagotables movimientos migratorios, el retorno de algunas ideologías radicalizadas, la irrupción de la IA que puede sustituir millones de puestos de trabajo…, y en medio de toda esta transformación, una creciente preocupación ciudadana por la seguridad.
En una conferencia dictada en el FORO UNIR, el general Óscar Naranjo, exdirector de la Policía Nacional de Colombia, reflexionó sobre la seguridad en el contexto contemporáneo, y abordó los principales retos que afronta la humanidad. “Estamos frente a una verdadera posibilidad de enfrentar una inflexión en la historia para marcar nuevos destinos, nuevos horizontes, nuevos proyectos y nuevas esperanzas para una humanidad que ya ha superado los más de 8.000 millones de habitantes sobre la Tierra”, señaló.
Su presentación hizo hincapié en varios de los aspectos más destacados de este momento histórico:
- La creciente indignación ciudadana.
- La desconfianza en las instituciones democráticas y el Estado.
- El impacto del cambio climático.
- La polarización política e ideológica.
- El riesgo de la guerra.
- La masificación de la IA.
El general Naranjo, que también fue vicepresidente de Colombia, expuso un relato que comenzó con las primeras muestras de rebelión ciudadana, cuando se inició el proceso denominado como “primavera árabe”, y expuso los principales hitos que terminaron en las protestas sociales de Chile y Colombia. “Esta indignación global ciudadana lo que quiere decir es que hay poca confianza en la respuesta que dan los Estados”, subrayó.
La democracia cuestionada
El Latinobarómetro, estudio sobre la confianza en las instituciones de América Latina, expone desde hace tiempo un dato preocupante: la desconfianza de los ciudadanos en la democracia. Prácticamente 7 de cada 10 ciudadanos ya no valoran la democracia. Y precisamente la seguridad es una de las mayores demandas.
Naranjo destaca en su ponencia que “rescatar la confianza en las instituciones significa trabajar por el fortalecimiento de la democracia y eso tiene que ver mucho con la seguridad, que al final es generar un estado de tranquilidad que abra un horizonte de futuro a esa ciudadanía”.
El general Naranjo, exdirector de la Policía de Colombia, se dirige a la audiencia del Foro UNIR.
A la indignación ciudadana y a la desconfianza en las instituciones, se suma el auge de las redes sociales como amplificadoras del mensaje colectivo, ya que los medios han ido perdiendo intermediarios y canalizadores de la comunicación. El exdirector de la Policía de Colombia destaca que “estamos en una sociedad tremendamente conmovida emocionalmente y como lo reflejan los estudios, entristecidos por las emociones negativas”. Estas reacciones amplificadas en las pantallas personales de los smartphones y las computadoras azuzan un clima de miedo y dificultan la convivencia. pacífica.
Los efectos del cambio climático
Las catástrofes climáticas como inundaciones, sequías o tormentas sin precedentes están provocando cambios importantes. “El cambio climático ha llegado y se ha instalado entre nosotros y está teniendo manifestaciones diarias, cotidianas, donde la tragedia que viven comunidades vulnerables está generando desarraigo”, dijo Naranjo. Los jóvenes de sectores marginados admiten su temor al futuro ante la necesidad de emigrar desde sectores rurales que están cambiando, de tal manera que la supervivencia se pone en riesgo.
Mano dura o tolerancia
El debate está servido, sobre todo en temas de seguridad. Las ideologías populistas tienen la capacidad de comunicar hábilmente con mensajes que ofrecen soluciones simples a problemas muy complejos; estos mensajes son rápidamente adoptados por parte de la sociedad ante la falta de respuesta.
La competencia entre los populistas se centra en la simplificación de los mensajes para que suenen alineados con el pensamiento más visceral del ciudadano, apelan a las emociones y no al pragmatismo. El debate entre la mano dura en la seguridad y la tolerancia es otro aspecto que parece no admitir nuevos enfoques del debate. “Dos soluciones en los extremos que en nada contribuyen a llevar convivencia, tranquilidad y seguridad a los ciudadanos”, sentencia Naranjo.
Por último, el peligro de la guerra y el riesgo nuclear ante potencias en las que los líderes se alejan de la democracia representativa y gobiernan a su entender, con la oposición encarcelada y parlamentos que solo funcionan como notarías que rubrican las medidas del líder.
“Por primera vez, después de que se creía superado el tema de la Guerra Fría, está de regreso a nuestro mundo. En pleno siglo XXI, algo que parece inadmisible, que es inaceptable, que son las guerras, además transmitidas en directo por los medios de comunicación”, explicó el exdirector de la Policía de Colombia, que hizo hincapié también en el peligro que representa el armamento nuclear, un aspecto que está provocando un temor extendido entre la población mundial.
La guerra, el delito, la inseguridad, el cambio climático, la polarización, diversos temas alrededor de una de las principales demandas de América Latina. “Nunca como antes se habían registrado tantas estructuras produciendo daño. Hoy ese portafolio de economías criminales es amplio y diverso”, dijo Naranjo para referirse al crimen organizado, una fuerza que penetra en el control del territorio y en cooptar a autoridades que se ven doblegadas.
El general Óscar Naranjo cerró su conferencia subrayando la necesidad de una inteligencia estratégica y económica para enfrentar estos desafíos globales. “La seguridad como un bien y un valor democrático está hoy confrontada a su más alto reto y desafío”, concluyó, llamando a la acción para fortalecer las instituciones y restaurar la confianza ciudadana.